Blogia
Hoy es un día diferente..... AlKaYaNa

Libros

Once minutos ( 3ª parte)

Once minutos ( 3ª parte)

Este fragmento del libro lo he elegido pesando en que muchas veces muchas mujeres nos sentimos como "putas" ante los hombres aunque estos no te paguen ni les debas nada. Te sientes asi por su comportamiento ante una mujer que supestamente les gusta, porque dicen las cosas sin tacto y sin pensar que eso que estas diciendo puede herir a la otra persona.  Lo peor de todo es que la mujer se da cuenta de la situación y no es capaz de decir basta. Se que esta situación no es comparable con la del libro pero en cierta manera tiene relación.

No me importa si algún día fue sagrado o no, pero YO ODIO LO QUE HAGO. Está destruyendo mi alma, haciéndome perder el contacto conmigo misma, enseñándome que el dolor es una recompensa, que el dinero lo compra todo, que lo justifica todo.

Nadie es feliz a mi alrededor; los clientes saben que tienen que pagar por aquello que deberían tener gratis, y eso es deprimente. Las mujeres saben que tienen que vender aquello que les gustaría entregar simplemente por placer y cariño, y eso es destructivo. He luchado mucho antes de escribir esto, de aceptarque era feliz, que estaba descontenta, que tenía, y aún tengo, que resistir algunas semanas más.

Sin embargo, ya no puedo seguir así, fingir que todo es normal, que es un período, una época de mi vida. Quiero olvidarla, necesito amar, sólo eso, necesito amar.

La vida es corta, o demasiado larga para que yo pueda permitirme el lujo de vivir tan mal.

Once minutos (1ªparte)

Once minutos  (1ªparte)

Todo me dice que estoy a punto de tomar una decisión equivocada, pero los errores son una manera de reaccionar. ¿Qué es lo que el mundo quiere de mí? ¿ Que vuelva al lugar del que vengo, sin valor para decirle "si" a la vida?

Ya reaccioné equivocadamente cuando tenía once años y un niño me pidió un lápiz prestado; desde entonces, entendí que a veces no hay una segunda oportunidad, que es mejor aceptar los regalos que el mundo nos ofrece. Claro que es arriesgado, pero ¿será el riesgo mayor que un accidente del autobús que tardó cuarenta y ocho horas en traerme hasta aqui? Si tengo que ser fiel a alguien o a algo, en primer lugar tengo que ser fiel a mí misma. La poca experiencia de vida que tengo me ha enseñado que nadie es dueño de nada, todo es una ilusión, y eso incluye tanto los bienes materiales como los espirituales. Aquel que ya perdió algo que daba por echo ( algo que ya me ocurrió tantas veces) al final aprende que nada le pertenece.

Y si nada me pertenece, tampoco tengo que perder mi tiempo cuidando cosas que no son mias; mejor vivir como si hoy fuese el primer ( o el último) día de mi vida.

El beso

El beso
"Tenía casi treinta años y, a excepción de un breve flirteo infantil, nunca había pensado en nadie aparte de en Gustav. Empezaba a comprender que siempre habría otra Alma, otra Adele. Aunque se casaran, o se trasladaran a París, o murieran, no habría ninguna diferencia. Tenía que tomar una decisión. Podía continuar del mismo modo con Gustav y asumir que él no se casaría conmigo. O bien, encontrar a otro hombre.
Me decía a mí misma que superar un desengaño y encontrar un nuevo amor sería sencillo. ¿ Acaso no lo hacían los demás siempre? Fui a las fiestas de la Secesión y traté de flirtear. Aquello que Pauline había aventirado años atrás resultó cierto: todo el mundo conocía mi relación con Gustav y nadie se atrevía a acercarse a mí y ofenderlo, sobre todo cuando era evidente mi falta de entusiasmo. Parecía haber una barrera inflanqueable a mi alrededor, de modo que concentré mis energías en otra dirección: el salón. decedí que, tras años de preparación, había llegado el momento de que la casa de modas Hermanas Flöge viera la luz..."


Este en un fragmento del libro "El beso" en el que cuenta la historia de amistad-amor entre Gustav Klimt y Emili Flöge, un famoso pintor del siglo XIX y la que empezó siendo su alumna en clases de dibujo. La verdad es que esta historia es tan actual que tan sólo con cambiarle los nombres de los protagonistas y de los amantes valdría para darse cuenta de que todos podemos ser un Gustav Klimt o una Emili Flöge en cuestiones sentimentales.