Debajo de la cama
Dejó de hacer la cama. Al volver del trabajo, cuando todavía la luz del sol bañaba su habitación, entraba con sigilo, atenta a las sombras bajo el colchón, sacaba la ropa que iba a ponerse al día siguiente y la dejaba preparada en el baño, encendía la luz y marchaba a la cocina a hacer la cena y la comida para el día siguiente. Luego cenaba en el salón y miraba la televisión o leía acurrucada en el sofá. Muchas noches se quedaba dormida allí y cuando se despertaba pensaba en su cobardía: – me está robando mi habitación -, pero nunca se atrevía a mirar bajo la cama.
Una noche, cansada ya del sofá, decidió que dormiría en su cuarto. Entró despacito, dejó el libro en la mesilla y encendió la pequeña lámpara de noche, apagó la luz y el resplandor de la pequeña lamparita arropó cálidamente toda la estancia, suavizando el contorno de los objetos, como si fuera una sábana más. Se puso el pijama y se metió en cama dejando escapar un suspiro de cansancio. Apagó la lamparita y dijo – buenas noches-, y una voz bajo su cama le respondió – que descanses -.
1 comentario
kakun -
Que descanses tu tambien
mux!